La base es una pintura que imprima el lienzo, sirve de aislante y permite que las pinturas tengan su brillo al secar. Para construir la base se utiliza cola de conejo, una cucharada sopera en un frasco de 500 g y se le añade agua hasta cubrir la dejándola 20 minutos hasta que aumenta de volumen, a continuación se le añade agua hasta llenar ¾ partes del recipiente y a continuación se calienta la cola sin hervir, dentro de un frasco en un recipiente al baño María. Debe estar a fuego lento durante media hora. Para ver si tiene la consistencia adecuada comprobamos si se puede aplastar con el dedo, si está muy aguada la calentamos añadiendo cola mientras que si es muy sólida añadimos más agua. Antes de aplicarla a la tela la calentamos para disolverla y le aplicamos con un pincel bien cargado en una sola dirección de extremo al otro del lienzo. Si la base es de acrílico no es necesario encolar el soporte.
La base sobre la tela deja ver la textura rugosa del lienzo y respeta el brillo de la pintura que aparece con tonos vivos, alegres y frescos.
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