El mosaico es un procedimiento usado ya en la antigüedad en el Imperio Romano y en la cultura bizantina. La técnica del mosaico se realiza mediante piedras de colores pintadas o sin pintar, con piezas de cerámica, con trozos de piedra, de vidrio, de metal, etc., a estas piezas constitutivas del mosaico se les llama teselas y van unidas al muro o al soporte correspondiente con mortero, yeso, cemento, o la pasta que permite pegarse al material. Normalmente una vez que se pegan las teselas con un adhesivo apropiado conforme al material y una vez que se han secado se suele verter yeso para rellenar las juntas. Lo usual es derramar el yeso cubriendo bien todo el mosaico y al haber fraguado se puede levantar el yeso seco que cubren las teselas mediante una esponja húmeda, ya que el yeso no se pega a las teselas cerámicas. Si el mosaico se ha hecho sobre un soporte independiente de un muro, se puede fijar a continuación.
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