Materiales:
Un difumino y un martillo para ablandarlo. Una lija para qué quede más suave.
Un carboncillo (Barritas de madera quemada).
Una goma. (Mejor si es especial para carboncillo).
Un lápiz compuesto (lápiz de carboncillo).
Papel Ingres, caso o guarro, especial para carboncillo.
Un fijativo para que al terminar no pierda el polvillo.
Es un medio más corriente que el lápiz aunque mucho más tosco que sin embargo permite dar distintas calidades y a veces mejores acabados con alto contraste.
El carboncillo es un palillo carbonizado que sirve con frecuencia para los dibujos o estudios preparatorios, se utiliza también para hacer el dibujo previo en una pintura al óleo sobre lienzo. También es una técnica utilizada usualmente para hacer estudios de dibujo de profundo análisis de los valores tonales.
Está constituido por romero, brezo, avellano o sauce, quemados en cañón y apagados en ceniza fría. El carboncillo es una técnica que permite hacer una escala de tonos desde un ritmo suave hasta un negro bastante intenso que se puede incrementar utilizando el lápiz compuesto.
La barra de carboncillo aplicada lateralmente contra el papel ejecuta las sombras del dibujo - o bien tomando el polvillo que desprende al rascarlo con una silla-, para ello se puede difuminar mediante un difumino (papel enrollado sobre sí mismo con extremos en forma de cono), éste debe ser previamente preparado mediante golpes de martillo hasta que se ablande ya que lo venden con una consistencia bastante dura que lo único que hace al utilizarlo directamente sobre el papel sin preparación previa, es rascar el dibujo.
El contorno del difumino debe ser perfectamente cónico para que se pueda sombrear sobre una zona grande y de forma uniforme. El difumino debe ser suave por lo que se debe lijar su superficie hasta que el contorno sea como de pelusa.
El difumino aplicado sobre el polvo del carboncillo en sentido circular puede generar unos degradados homogéneos, esto se consigue al superponer varias capas ya que en primera capa es fácil que haya zonas más oscuras que otras.
El carboncillo, como es un palo quemado con una punta gruesa, requiere por su tosquedad y para su utilización mayores formatos que los que corresponden al lápiz -a no ser que se utilicen difuminos muy pequeños-, su trazado suele ser lateral para no rayar el papel y se puede arrastrar de canto sobre el papel hasta producir un tono homogéneo. Los trazos se puede hacer con la punta del carboncillo o aplicando la barra de carboncillo acostada sobre el papel.
El papel utilizado suele ser de la marca Ingres o Canson, el papel debe ser de buena calidad con rugosidad para atrapar las partículas de carbono y jugar así con las tonalidades. El carboncillo puede ser difuminado también con un trapo, que al pasarlo por encima, el tono del mismo se suele aclarar, por lo que si queremos darle más oscuridad habrá que darle varias capas con el carboncillo. Para sacar zonas de luz, o sea para aclararlo, utilizamos una gamuza de piel. Si queremos hacer el efecto de que hay más luz, debemos borrar la superficie con una goma especial para carboncillo, aunque también podemos fabricar una con miga de pan amasada durante largo tiempo.
Para sacar tonos muy oscuros hay que coger un lápiz compuesto, ya que el difumino siempre dispersa la materia del carboncillo generando grises más bajos en su valor tonal.
Una vez que hemos dibujado con el lápiz compuesto, que es en su forma como un lápiz grafito pero que hace trazos más oscuros, también podemos difuminar estas líneas para darle una calidad de acabado parecida a la que deja el carboncillo, pero con valores tonales mucho más oscuros.
Al difuminar los tonos realizados con el lápiz compuesto, siempre van a quedar más claros que si dejamos los trazos originales en el dibujo.
El polvillo que queda del lápiz compuesto cuando no se ha difuminado podemos fijarlo al final junto con el resto del dibujo de manera que al tocarlo o al tomar contacto con él no se pierdan los oscuros - ya que es una técnica que si no ha sido fijada, al pasar la mano por ella se pierden partes de las manchas. Para ello utilizamos un fijativo o bien laca para el pelo.
Debemos pulverizar la laca sobre el dibujo manteniéndolo a distancia de unos 30 cm - para no mojarlo- y después de haber agitado el frasco, proyectándolo siempre de forma perpendicular al dibujo.
No se debe hacer el dibujo preliminar o boceto a lápiz grafito -es el lápiz que utilizamos siempre, de punta gris-, ya que este va a quedar marcado en el dibujo posterior, para construir el boceto sobre el que vamos a dibujar debemos hacerlo con un trozo del carboncillo pequeño o cortado en bisel.
Tampoco se debe tocar el dibujo con las manos - ya que los dedos tienen algo de grasa y dejan mancha sobre el dibujo a carboncillo-, al menos si queremos hacer un dibujo como un magnífico acabado, podemos para no tocar el dibujo con las manos utilizar guantes o bien apoyar una madera sobre el dibujo en la que apoyemos las manos para dibujar con mayor precisión.
Allí donde se quiere hacer más detalle se puede utilizar el difumino para degradar los tonos, como pasa en los detalles de la anatomía del dibujo, mientras que en las zonas del fondo, en las que no interesa realzar, los trazos están menos cuidados y sin degradar aunque borrosos, para que se perciba como que está en un segundo plano conforme a la profundidad de campo, ésta es una zona nítida correspondiente al enfoque del objetivo o de nuestra visión.
Boceto de rostro a carboncillo y lápiz compuesto
Las manchas del carboncillo definen la figura y la anatomía del cuerpo. En los dibujos de carboncillo hay un estudio de la separación entre las luces y las sombras, un estudio sobre la profundidad de los distintos planos y sobre la atmósfera.
Podemos observar en el lateral derecho del dibujo como el contraste entre el fondo oscuro y la zona de luz de la espalda y del brazo genera un efecto de profundidad y apertura del espacio. Cuanto más contraste haya entre una figura y el fondo, más vamos a separar la figura del fondo, generando un efecto de espacio entre ambos elementos.
Las luces son gominazos hechos con miga de pan amasada, elemento que suele utilizarse como goma de borrar en esta técnica.
Dibujo a carboncillo sin lápiz compuesto.
Cuanto más alejado está un elemento del observador más difuminado aparece en sus contornos, por ejemplo en la figura tenemos que su muslo izquierdo aparece más degradado que el anterior, que aparece mucho más definido en su contorno para situarlo en un primer plano.
El contorno de la espalda se ha difuminado para generar un efecto de que la superficie de la espalda continúa hacia el interior del espacio, ya que una superficie de revolución muy definida en sus contornos puede hacer un efecto de que es una forma recortada sobre el fondo, quitando el efecto volumétrico que correspondería a una forma tridimensional.
La sanguina es una técnica pictórica basada en una variedad de óxido férrico llamada hematites, que se presenta bajo la forma de polvo, barra o placa de apariencia semejante a la barra de carbón pero en una tonalidad de óxido de hierro. El tratamiento técnico es semejante al del carboncillo.
Boceto a tinta, lápiz compuesto y témpera
Técnica de carboncillo con lápiz compuesto
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